Grupo de campesinos rechaza ley que permite ingreso de semillas transgénicas a Ecuador
También afirma que los pequeños agricultores serían perjudicados. “Las semillas y la tecnología OGM se concentra en las grandes transnacionales. El actual modelo de producción ha creado el problema de la obesidad por el consumo de alimentos procesados y los monocultivos dañan la tierra y contribuyen al cambio climático y las semillas transgénicas no cambiarán esta realidad”.
Sin embargo, la docente argentina Sandra Sharry, quien participará en el Congreso Internacional de Biotecnología y Biodiversidad y en el Foro Internacional del Banano 2018, que se realizarán en octubre próximo en la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol), refuta esto y asegura que “en el caso de los OGM, no existen riesgos a la salud pública o a la biodiversidad”. Y concuerda en que “los riesgos a los que siempre se apelan derivan del sistema económico y de las reglas por las que este se rige (soberanía tecnológica, dependencia económica, entre otros)”.
Otro de los puntos que ha sido cuestionado en el uso de OGM es la posibilidad de generar “supermaleza” o maleza invasiva, la que tendría un mayor poder reproductivo que su contraparte convencional.
Tanto Bravo como Escorza aseguran que la llamada biotecnología no ha sido suficientemente probada y que todavía no se sabe si tendrían implicaciones en la salud humana.
Pero Sharry aclara que los OGM sí están probados científicamente. “Se hacen análisis de bioseguridad, que se realiza caso por caso. En nuestro país (Argentina), el marco regulatorio acompaña el desarrollo del OGM desde ensayos en invernáculo o a campo en pequeña escala y los interrumpe cuando hay dudas sobre riesgos para el ambiente”, afirma.
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Pero, el marco regulatorio o reglamento para aplicar la investigación de transgénicos en Ecuador todavía no se ha elaborado, sostiene Pablo Chong, investigador de biología molecular y docente de la Espol.
“Todas las naciones que utilizan la ingeniería genética tienen un marco regulatorio donde hay protocolos de bioseguridad donde se vigila que no se use esta tecnología de una forma que no genere impacto negativo al ambiente, a la salud humana y animal. En Ecuador falta implementarlo”, dice.
El experto indica que esta regulación también marcaría los parámetros si Ecuador decide, en un futuro, impulsar los cultivos de OGM. “Nos puede decir dónde liberar un organismo transgénico o, en casos de alimentos, qué tipo de proteína no se debería tocar. Existe mucho desconocimiento y temores infundados, no hay un estudio serio que afirme afectación a la salud de personas… este tema se debe manejar de manera científica, no política”, asegura.
Si bien la Constitución prohíbe los cultivos y semillas, en el país es legal la importación y consumo de productos transgénicos. Ecuador importa soya y maíz genéticamente modificados de EE.UU. y Argentina que sirven en la elaboración de balanceado para animales de consumo y compactación de embutidos respectivamente.
Según Bravo, esto generaría peligro de contaminación en los cultivos tradicionales.
“Debemos saber si en lo que se está importando hay filtraciones. Con la pasta de soya no habría problema, pero en el maíz se trae entero por lo que está el riesgo de que se filtre a cultivos tradicionales”, señala.
Aunque sostiene que prohibir los alimentos transgénicos sería difícil, ya que iría contra el derecho del consumidor de elegir y, además, por “la presión de la industria alimentaria”. (I)