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LOS LÁCTEOS EN LA ALIMENTACIÓN INFANTIL: LA LECHE DE VACA

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LOS LÁCTEOS EN LA ALIMENTACIÓN INFANTIL: LA LECHE DE VACA

Los lácteos son uno de los siete grupos de alimentos que no deben faltar en la dieta de lo niños, destacando particularmente la leche de vaca, que contiene un importante aporte nutricional para ellos.

Sin embargo, al igual que otros alimentos, la leche de vaca debe ser introducida siguiendo ciertas pautas. Te contamos lo que necesitas saber sobre la leche de vaca en la alimentación infantil y cuándo ofrecerla a los niños.

 
La leche de vaca en la alimentación infantil
La leche es un alimento líquido con una elevada proporción de agua y una composición de glúcidos, lípidos y proteínas bastante equilibrada que contiene una importante cantidad de sales, vitaminas y enzimas. Se trata de un alimento con proteínas de alto valor nutritivo y de una importante fuente de calcio.
 

El calcio es importante en la alimentación infantil porque es necesario para la formación y mantenimiento del esqueleto y de los dientes. Además es necesario para el correcto funcionamiento del sistema muscular y del sistema nervioso. El 99% del calcio se encuentra en los huesos y pasa de suponer 30 g en el recién nacido a 1.200 g cuando la persona es adulta.

Se recomienda una ingesta diaria de calcio de 400 mg en los primeros seis meses, de 600 mg en el segundo semestre, de 800 mg en el período que comprende los 12 meses y los 10 años y 1.200 mg durante la adolescencia. Esto equivale a entre dos y cuatro raciones de lácteos al día, según la edad, que veremos a detalle más delante.

Leche de vaca: no antes de los 12 meses

A pesar de ser beneficiosa para la dieta infantil, no se debe ofrecer a los menores de un año. Las razones por las que un bebé no puede tomar leche de vaca son varias. La primera es que los bebés no son capaces de digerir completamente la leche de vaca, y la parte que sí digieren lo hacen con problemas.

Otra de las razones es la cantidad de proteínas y minerales que tiene la leche de vaca. La leche materna tiene cerca de 1 gramo de proteínas por cada 100 ml, mientras que la leche de vaca tiene 3,3 gramos. Esta diferencia responde a algo muy lógico: la leche materna se crea para alimentar a un bebé de 3 kilos de peso y la leche de vaca se crea para alimentar a una ternera de 32 kilos.

Los riñones de los recién nacidos son muy inmaduros al nacer, pero esto no supone ningún problema si toma leche materna, porque es una leche que para nada los hará trabajar por encima de sus posibilidades. Ahora bien, si en vez de leche materna les damos leche de vaca, sus riñones se sobrecargarán y los bebés podrán sufrir alteraciones graves (sus riñones no son capaces de filtrar y excretar todo el exceso de nutrientes que está tomando).

Otro factor por el que los bebés no pueden tomar leche de vaca, es porque es posible que con ella sufrieran anemia. La leche materna contiene 0,1 mg de hierro por cada 100 gramos, mientras que la leche de vaca contiene 0,1 mg por cada 100 gramos.

Además, la leche de vaca es altamente alergénica y el riesgo de desarrollar hipersensibilidad a las proteínas de la leche de vaca disminuye muchísimo a partir de los 12 meses, cuando el intestino de los bebés es mucho menos permeable y deja de absorber moléculas que meses antes pasaban fácilmente al torrente sanguíneo produciendo alergias.

Cuándo y cómo ofrecer leche de vaca a los niños

Las recomendaciones actuales de la Asociación Española de Pediatría sobre la alimentación complementaria señalan que se puede ofrecer leche de vaca entera a partir de los 12 meses.


Si el bebé es amamantado, no hace falta que tome dicha leche hasta más adelante y continúe recibiendo los beneficios de la leche materna, aunque, evidentemente, no pasa nada si la toma. Si el bebé toma leche artificial, puede empezar a tomarla a partir de los doce meses.


A continuación, enlistamos las recomendaciones de consumo de leche de vaca por edades hasta los cinco años, publicadas en un documento por la Academia de Nutrición y Dietética, la Academia Americana de Odontología Pediátrica, la Academia Americana de Pediatría y la Asociación Americana.
Los niños de 12 a 24 meses pueden comenzar a tomar leche entera pasteurizada y sin sabor, ya que aporta nutrientes como proteínas, calcio y vitamina D, y que su cuerpo en crecimiento necesita. La cantidad recomendada de leche para esta edad es de dos a tres tazas al día.


La cantidad de tazas de leche que necesita un niño de un año dependerá de cuántos sólidos come al día. Al acercarse a los dos años y cuando comience a consumir mayor cantidad de alimentos, necesitará menores cantidades de leche. Si en la familia hay historial de obesidad o de enfermedades del corazón, la leche baja en grasa puede considerarse en lugar de la leche entera, pero deberás consultarlo previamente con su pediatra.
Los niños de 2 a 3 años pueden comenzar a tomar leche entera pasteurizada y sin sabor, leche pasteurizada sin grasa o leche baja en grasa. La cantidad recomendada de leche para esta edad es de máximo dos tazas al día.


Hacer la transición hacia leches bajas en grasa ayudará a los niños a mantenerse dentro de las recomendaciones de grasa y calorías totales al día, que promueven un peso saludable. En caso de que el niño tenga bajo peso u otras necesidades médicas, deberás consultar con el pediatra para elegir las mejores bebidas para tu hijo.


Los niños de 4 a 5 años deben tomar leche entera pasteurizada y sin sabor, leche pasteurizada sin grasa o leche baja en grasa. La cantidad recomendada de leche para esta edad es de máximo dos tazas y media al día.

 

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