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EL CONSUMO DE CARNE DE CERDO Y SUS BENÉFICOS NUTRICIONALES

El maíz se vende por encima del precio oficial, por falta del producto. La semana pasada el saco estuvo a 17,50 dólares y en esta, ya se oferta a 18 dólares. Así lo indicó a Diario EXPRESO

EL CONSUMO DE CARNE DE CERDO Y SUS BENÉFICOS NUTRICIONALES

El siguiente trabajo, es el resultado de la investigación respecto a los beneficios de la carne de cerdo para el consumo humano, ya que es bien sabido que forma parte importante de la dieta de los mexicanos, pero existen muchas dudas respecto a si su consumo es saludable o no.

Por lo anterior, se realizó una investigación para indagar que tan sano es consumir esta carne y hacerla una constante en nuestra dieta de una manera consiente, tomando en cuenta que la carne de cerdo está considera desde antaño, como un ingrediente que no puede faltar en las cocinas mexicanas, algunas veces por tradición y otras, por el simple placer de degustar su sabor, es aquí donde debemos aprovechar como promotores del consumo de esta carne, el dar a conocer sus beneficios nutricionales y las ventajas que tiene para nuestra salud.

1. INTRODUCCIÓN

Es bien sabido que parte de la dieta de nosotros los mexicanos, está compuesta por la carne de cerdo y sus derivados, aunque alrededor de este alimento existen muchos mitos que hacen que su consumo no sea tan recomendado, cuando en realidad aporta proteínas, vitaminas y minerales, además de ser ideal para el mantenimiento de los huesos; y durante el embarazo y la lactancia proporciona nutrientes necesarios tanto para la madre como para el bebé, mientras este, esté siendo amamantado. La carne de cerdo contiene un 18-20% de proteínas de alto valor biológico. Prácticamente no tiene hidratos de carbono, que se pueden complementar al cocinar. Es rica en vitaminas del grupo B y en minerales como hierro, zinc, fósforo y potasio. Lleva poco sodio, lo cual es positivo si mantenemos este contenido bajo al cocinar o, sobre todo, en la elaboración de derivados (embutidos). La presencia de purinas (precursoras del ácido úrico) es moderada. El contenido calórico no es muy alto (120-330 kcal/100 g), sobre todo en las partes magras. En cambio, los embutidos aportan más energía (400-600 kcal/100 g), razón por la cual hay que consumirlos con bastante moderación (Mariné, 2016).

Algunos mitos respecto al consumo de esta carne suelen ser que es sumamente grasosa, por lo tanto, es dañina para la salud, en especial, para aquellas personas que sufren de afecciones cardiacas, lo cierto es que nos encontramos ante el alimento de origen animal de mayor contenido en vitamina B1, beneficiosa para nuestra salud cardiovascular, así como para metabolizar los carbohidratos y producir energía. Al mismo tiempo, presenta en su composición nutricional importantes dosis de riboflavina y niacina que contribuirán al correcto funcionamiento de nuestro sistema nervioso (PORCIMEX. 2016).

La carne de cerdo representa un beneficio importante a nivel salud y nutrición, pues los placeres y benéficos que proporciona esta carne, la sitúan dentro de las fuentes nutricionales más recomendadas que poseemos. Sin olvidar que los procedimientos de crianza han añadido elementos que equilibran el perfil lipídico y va a repercutir en las posteriores cualidades de la carne consiguiendo que esta tenga un óptimo nivel nutricional (Villarino, 2004).

2. MÉTODOS

2.1. ENTREVISTA

Se realizó una entrevista a 100 personas sin ninguna relación personal, buscando que sus respuestas fueran lo más reales posibles, y se descubrió que la mayoría de estas personas desconoce realmente el valor nutricional de la carne de cerdo y sus beneficios, haciendo que su consumo, sea más una tradición que una cuestión nutricional. También se notó que influye mucho la ubicación geográfica y la economía local, pues es mucho más barato comprar un kilo de carne de cerdo, a, por ejemplo, un kilo de carne de res, además de que los productores se ven beneficiados por los subproductos del cerdo como la manteca y el cuero.

2.2. VISITA A CRIADEROS DE CERDOS

Se visitaron criaderos locales para conocer las condiciones en las que se crían los cerdos y de esta manera confirmar el hecho de que los cerdos, al igual que cualquier otro animal destinado para consumo humano, debe contar con ciertas normas de higiene y calidad.

2.3. BÚSQUEDA DE INFORMACIÓN EN FUENTES ALTERNATIVAS.

Se tuvo una plática con una profesional de la medicina integral, donde se dio a conocer que la carne de cerdo está considerada en punto intermedio de la carne roja y la carne blanca, por lo que su consumo es benéfico para la salud, siempre y cuando no sea en exceso, ya que el consumo en exceso puede desencadenar problemas en la salud como la presencia de ácido úrico en las articulaciones.

3. RESULTADOS Y DISCUSIONES

Por la investigación realizada, se pudo confirmar que un gran número de personas relaciona el consumo de carne de cerdo con enfermedades e infecciones graves como la cisticercosis y la triquinosis; estas infecciones surgen por consumir carne contaminada de las larvas Taenia solium y Trichinella spiralis que causan, en caso de la cistercosis, quistes en músculos, ojos y en el cerebro; mientras que la triquinosis provoca irritación gastrointestinal, edema periorbitario, dolor muscular, fiebre y eosinofilia. Cabe resaltar que esto es falso, ya que para que una persona adquiera alguna de estas infecciones, los cerdos deben ser criados en condiciones antihigiénicas y se debe consumir su carne, ya sea cruda o poco cocida; además, dichas infecciones no sólo se transmiten a través de la carne de cerdo, sino también de productos infectados como carne de animales salvajes, frutas o verduras (SADER, 2019).

El aporte nutricional de la carne de cerdo al consumo humano es súper importante debido al valor proteico, vitamínico y mineral que aporta una ración de carne de más o menos 100 g, que es lo recomendable para una persona adulta, pues los beneficios que aporta a la nutrición humana el consumo de carne de cerdo son varios. En primer lugar, el cerdo es una valiosa fuente de proteínas y aminoácidos esenciales. Por lo que se refiere a los micronutrientes, el cerdo representa una fuente de minerales como fósforo, selenio, sodio, zinc, potasio, cobre, hierro y magnesio. La carne de cerdo proporciona vitaminas B6, B12, tiamina, niacina, riboflavina y ácido pantoténico, que son beneficiosas para el crecimiento y desarrollo saludable de niños y adultos (FAO, 2014).

Respecto a las afecciones que pueden surgir por el consumo de carne de cerdo, estas son el resultado de un consumo excesivo y la ausencia de una dieta balanceada, así como la presencia de alergias, la carne de cerdo por sí sola, no es dañina, por lo que puede ser consumida sin que las personas presenten alguna situación adversa por el simple hecho de comer carne de cerdo, por lo que para mejorar el perfil de nuestra dieta actual se recomienda que a la hora de elegir la carne de cerdo que vamos a comer, se opten por los tipos y piezas más magras, relegando las carnes grasas a un consumo más esporádico, o bien retirar la grasa visible a la hora de ingerir, además de que hacer un cocinado adecuado es esencial para la mejora de su digestibilidad, su textura y una adecuada calidad alimentaria. El efecto del calor deshace parcialmente la estructura de las proteínas, impidiendo el acceso adecuado de las enzimas digestivas y aumentando, por tanto, la digestibilidad de éstas. Este efecto de desnaturalización es también importante para lograr una textura adecuada, al que se le une la gelatinización del tejido conectivo por el calor, lo que ablanda la carne. Al mismo tiempo, como ocurre con otros alimentos, el tratamiento térmico es necesario para prolongar la vida útil del alimento y eliminar los posibles microorganismos y toxinas contaminantes (Valero, del Pozo, Ruíz, Ávila & Varela. s.f).

4. CONCLUSIONES

La carne de cerdo no es dañina para la salud.

Acompañada de una dieta balanceada la carne de cerdo aporta gran cantidad de nutrientes al organismo, necesarios para un mejor funcionamiento de este.

El consumo de carne de cerdo, en muchos lugares del país se lleva a cabo más por tradición que por nutrición.

El desconocimiento respecto a los beneficios de la carne de cerdo ha hecho que todavía hasta el día de hoy, se le considere un alimento de baja calidad y malo para la salud por la aportación de infecciones y enfermedades, siendo estas en realidad el resultado de un mal manejo de la carne o en su defecto, la crianza de cerdos en condiciones insalubres.

Fuente : Porcicultura

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EMBUTIDO DE PAVO: 7 LETRAS EN LA ETIQUETA QUE DIFERENCIAN UNO BUENO DE UNO REGULAR

El maíz se vende por encima del precio oficial, por falta del producto. La semana pasada el saco estuvo a 17,50 dólares y en esta, ya se oferta a 18 dólares. Así lo indicó a Diario EXPRESO

EMBUTIDO DE PAVO: 7 LETRAS EN LA ETIQUETA QUE DIFERENCIAN UNO BUENO DE UNO REGULAR

 

¿Jamón, fiambre o chorizo de pavo?

 

El embutido de pavo es una alternativa al de cerdo. Pero no siempre es mejor. Depende de qué tipo de fiambre sea y qué lleve. En el caso del jamón de pavo se fabrica a partir de la pechuga de pavo. Este ingrediente como punto de partida es un alimento muy bajo en grasas, incluso más ligero que la pechuga de pollo. El auge del jamón de pavo nace en la búsqueda de productos fáciles de consumir y light, un totum revolutum donde se suelen meter productos altamente procesados bajos en grasa, bajos en azúcar o bajos en sal. La idea puede parecer buena, pero no necesariamente todos esos conceptos se dan a la vez y es frecuente que cuando es baja en azúcar se compense subiendo la sal o la grasa o viceversa. Hay que estar atento para no llevarse sorpresas con la báscula.

La normativa vigente no admite medias tintas con el jamón de pavo: solo puede proceder de pechuga de pavo. Y punto. En cambio, en el caso del jamón cocido de cerdo, las lonchas pueden proceder de una mezcla de partes del animal —carne, o carne y grasa— y de una o varias especies. Lo que sí deja claro el artículo 17 de la Ley de calidad de los productos cárnicos es que, como mucho, pueden llevar un 10% de harinas, almidones y féculas de origen vegetal. En este caso ya no puede llamarse jamón de pavo, sino fiambre de pechuga de pavo.

 

La normativa vigente no admite medias tintas con el jamón de pavo: solo puede proceder de pechuga de pavo. En el caso del jamón cocido de cerdo, las lonchas pueden proceder de una mezcla de partes del animal y de una o varias especies.


La fécula es lo que en el paquete viene indicado como glucosa. “Se añade para abaratar el producto: retienen agua y el peso aumenta. A cambio, tienen menos proporción de carne (o de proteínas) y son más baratos”, remarca Miguel Ángel Lurueña, doctor en Ciencia y Tecnología de los Alimentos y creador de la web Gominolas de Petróleo. Las féculas le dan al fiambre una textura jugosa. No es malo para la salud, pero sí modifica en parte el sabor. A fin de cuentas, no es lo mismo saborear una pechuga de pavo que una pechuga con patata o harina. En cualquier caso, los fabricantes no lo esconden: lo normal es que la propia denominación comercial resalte valores como más jugoso o extrajugoso. También puede llevar especias y condimentos, grasas y aceites comestibles, vinos y licores, gelatinas comestibles o proteínas lácteas y/o de origen vegetal.

Con el pavo también se puede elaborar otros embutidos, como el chorizo o el salchichón. Como la carne de la pechuga de pavo es baja en grasa, el fabricante echa mano de otras grasas, como la de pato,. Esta opción es apta para aquellas personas que, por algún motivo, renuncian a comer cerdo, pero no sirve si se busca una opción baja en calorías (hasta las 200 por cada 100 gramos).

 

Saca la lupa y analiza los ingredientes

Como norma general, siempre conviene leer la letra pequeña de los ingredientes de todos los alimentos industriales. No porque sean peligrosos, que no lo son, ya que cualquier producto que acaba en los lineales del supermercado cuenta con el visto bueno de las autoridades sanitarias. Pero como consumidor tienes derecho a saber exactamente qué estás comprando. Más aún en este tipo de producto que se presta a confusiones. Es muy posible que la letra grande diga finas lonchas, puro pavo, sanísimo o braseadas. Son reclamos de marketing, legales, pero que no dan información completa acerca de qué tipo de producto hay dentro del paquete. En el propio desglose de ingredientes o sobre él, obligatoriamente el fabricante debe indicar si se trata de pechuga de pavo cocida o fiambre de pechuga de pavo. Ten las gafas a mano, porque la tipografía puede ser de tamaño liliputiense. Y presta especial atención al contenido de sal y azúcar. Puede que no sea tan light como imaginabas al echarlo al carro. ¿Prefieres comprarlo a tu charcutero de confianza? Perfecto, pero también le va a ofrecer las mismas variedades. Pregúntale antes de decantarte por una u otra pieza.

El contenido en carne también cuenta. Puede que lleve agua añadida (como máximo un 5,5%), leche, soja o sal. Cuanto más haya de todo eso, menos pavo se llevará a la boca. Hay paquetes que llevan un 92% de pavo; otros, un 65% y algunos no alcanzan ni el 50% “Cuanto más porcentaje tiene de esa carne de ave, menos va a tener de lo demás (que es añadido)”, recuerda la doctora e investigadora del CSIC, Marta Miguel.

Por último, si compras el jamón o el fiambre de pavo envasados al vacío, consérvalos en la nevera y ten presente la fecha de consumo preferente. No es una fecha de caducidad tajante y puede consumirse pasados algunos días siempre que no se haya abierto. Si lo abres, consúmelo en 48 horas o congélalo. Igual si lo has comprado en lonchas en la charcutería. Esta prisa por consumirlo se debe a que su alto contenido en agua favorece la proliferación de bacterias patógenas. El chorizo loncheado envasado al vacío dura en torno a los tres meses. Una vez abierto, no más de siete días.

 

Cuidado con la sal

El fiambre de pavo aporta 15,3 gramos de proteínas; 9,4 de grasas y 148 calorías por cada 100 gramos. En caso de ser bajo en grasa, su contenido en lípidos será solo de 0,8 gramos; 19,3 gramos de proteínas y 101 calorías. Antes de lanzar las campanas al vuelo y darle las bendiciones para una dieta de adelgazamiento, echa un vistazo a los azúcares. En ocasiones se aumentan para suplir la falta de grasas: 3,6 gramos de carbohidratos en el fiambre bajo en grasa frente a los 0,4 gramos en el fiambre normal. ¿Suficiente como para arruinarte la dieta? No es para tanto, ya que lo normal es que la ración sea de unos 30 o 40 gramos, así que la ingesta de azúcares tampoco debe traerte por la calle de la amargura. Pero recuerda: todo suma. En el caso del chorizo de pavo, las calorías se disparan a 318, mientras que el fuet sube hasta las 463,3 calorías.

 

El fiambre de pavo aporta 15,3 gramos de proteínas; 9,4 de grasas y 148 calorías por cada 100 gramos. El fiambre de pavo aporta 15,3 gramos de proteínas; 9,4 de grasas y 148 calorías por cada 100 gramos.

 

El talón de Aquiles del embutido de pavo, y de todos los embutidos y derivados cárnicos procesados, suele estar en la sal, o, lo que es lo mismo, en el sodio. Salvo que indique que es bajo en sal, lo normal es que este alimento sea alto en sodio, entre 1.004 y 1.180 mg por cada 100 gramos. Para ponerte en antecedentes, recuerda que la Organización Mundial de la Salud pone el tope de sodio diario en 2.000 mg (5 gramos de sal al día). Picotear unas lonchas (35 gramos aproximadamente) implicaría ingerir una quinta parte del recomendado para todo el día. No es una opción imposible, pero tendrás que tenerlo presente al configurar el menú para el resto del día. ¿Qué pasa con el embutido que se vende como bajo en sal? Pues que tiene menos que el normal, pero eso no significa que apenas tenga. De hecho, contiene bastante: ronda los 1,5 gramos de sal por cada 100 gramos (y se considera que a partir de 1,2 gramos cualquier producto ya es de por sí alto en sal y debe consumirse con cautela). Traducido a sodio supone que esas lonchas de pavo aportan casi la tercera parte del recomendado para todo el día. Mucho cuidado con esto si tienes que vigilar la tensión arterial.

En cuanto a los minerales, aporta la mitad de hierro que un jamón de cerdo (unos 1,11 mg frente a 2,1 mg), un mineral que contribuye a la función normal de glóbulos rojos y de la hemoglobina, clave para el transporte oxígeno a las células y cuya carencia provoca anemia.

Solo o en compañía

El embutido de pavo loncheado es un alimento proteínico rápido de preparar. Puede comerse a palo seco, loncha a loncha, o ponerle imaginación. Prueba a hacer rollitos con queso y/o verduritas, a hacerlo vuelta y vuelta a la plancha, incorporarlo a las croquetas y pizzas o convertirlo en un sándwich. Intenta incorporar verduras u hortalizas en la receta: crostini con kale, tomate y pavo; bocadillos con lechuga y pimientos….

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