El maíz se vende por encima del precio oficial, por falta del producto. La semana pasada el saco estuvo a 17,50 dólares y en esta, ya se oferta a 18 dólares. Así lo indicó a Diario EXPRESO
Recientes investigaciones aplicando sistemas de monitorización continua del comportamiento indican que los animales productivos conservan un instinto que les permite detectar deficiencias nutricionales y seleccionar las dietas o ingredientes que mejor se ajustan a sus necesidades y compensar deficiencias (Manteca et al. 2008).
Este instinto o inteligencia nutricional se desarrolló en el proceso evolutivo para asegurar la supervivencia de las especies el medio natural e identificar los alimentos que contienen todos los nutrientes esenciales que necesitan y evitar los componentes tóxicos o perjudiciales para su organismo.
En condiciones de producción intensiva y extensiva con baja variedad de recursos, los animales no tienen acceso a la diversidad nutricional natural.
En estas circunstancias debemos ofrecerles un alimento completo que tenga todos los nutrientes necesarios en función de su especie, raza, edad, estado fisiológico, tipo sexual, condiciones productivas, sanitarias, sociales, etc.
El reto no es fácil, pero día a día contamos con mayor información y tecnología para abordar este reto de forma efectiva.
Un claro ejemplo de la importancia de la nutrición en el bienestar animal son las consecuencias que dietas desequilibradas o deficientes en nutrientes ocasionan en los animales productivos.
Un problema de bienestar animal que puede estar relacionado con deficiencias o desequilibrios nutricionales es la caudofagia en cerdos de engorde.
Se trata de un tema de actualidad, en el punto de mira social y legislativo por el corte de colas de los lechones para evitar su presentación.
→ La caudofagia es un problema complejo y multifactorial, relacionado con cuestiones ambientales, etológicas, de densidad, manejo de los cerdos, etc., pero también nutricionales.
Los casos de caudofagia pueden agravarse y derivar en casos de canibalismo siendo uno de los principales problemas de bienestar de los cebos porcinos.
Desde hace años es sabido que uno de los factores primarios que puede desencadenar este problema son las deficiencias o desequilibrios nutricionales.
Se ha relacionado con dietas deficientes en sal, hierro y aminoácidos (Fraser,1987). De modo que el nivel de sales, macro y micro minerales, cantidad y balance de aminoácidos digestibles en la dieta, son puntos clave a revisar ante esta problemática.
En este sentido la utilización de perfiles de proteína ideal que favorezcan la producción de serotonina cerebral, con niveles adecuados de triptófano y limitación de los aminoácidos ramificados de cadena larga, pueden ser beneficiosos ya que reducen el comportamiento agresivo de los cerdos (LeFloch et al., 2007).
Otro problema en el ganado porcino que puede estar relacionado con la nutrición son las estereotipias en cerdas gestantes. Las estereotipias son movimientos compulsivos, repetitivos, sin función aparente, que denotan un bajo nivel de bienestar animal.
En cerdas gestantes pueden estar relacionadas con una ingesta reducida en energía y otros nutrientes esenciales por dietas inadecuadas (Cronin et al., 1986).
La utilización de máquinas de alimentación automatizada con cerdas monitorizadas individualmente permite un control preciso de la alimentación en función de las características físicas de las cerdas, fase de gestación, necesidades específicas así como distribuir la toma a lo largo del día reduciendo de forma significativa los problemas de estereotipias (Champinal et al., 2010).
Por otro lado la utilización nutricional y funcional de la fibra en las dietas para cerdas gestante tiene un efecto saciante, de movilización del sistema digestivo, de aprovechamiento energético y de mejora de la microbiota intestinal con importantes repercusiones productivas, sanitarias y de bienestar en los animales (Cerisuelo, 2018).
En avicultura de engorde las deficiencias y disbalances nutricionales pueden provocar problemas de picaje y coprofagia por consumo excesivo de cama, con los consiguientes problemas de bienestar, sanitarios y productivos que ocasionan.
Es un problema asociado a la deficiencia de ciertas vitaminas que cambia el comportamiento de las aves buscando el consumo de heces y descargas cecales.
Otro factor importante relacionado con la nutrición y el bienestar animal es el estado inflamatorio general de los animales.
En condiciones de producción intensiva los animales están sometidos a múltiples estímulos antigénicos provenientes de microorganismos patógenos, a patógenos, ambientales, etc.
Esta estimulación excesiva del sistema inmunitario puede tener consecuencias productivas perjudiciales cuando provocan situaciones de inflamación crónica, subclínicas, pero con alteración de la mucosa intestinal y el consiguiente aumento del riesgo de infecciones, cambios en la permeabilidad, tendencia a diarreas y mala absorción de los nutrientes. También es un factor relacionado con dolor y situaciones de algesia e hiperalgesia que repercute en el bienestar de los animales (Pluske et al., 2018).
En el pienso hay numerosas proteínas vegetales con capacidad antigénica, algunas identificadas como factores antinutricionales y muchas otras no, que pueden contribuir la estimulación inmunitaria en el intestino y provocar un estado pro-inflamatorio (Cano, J. L., 2018).
Esto es especialmente importante en los animales jóvenes en el periodo de destete, dada la inmadurez de su sistema digestivo e inmunitario. Especialmente en esta fase es cuando la llegada masiva de antígenos alimentarios pueden crear estados de hiperreactividad inmunitaria dañinos para la mucosa intestinal (Modina et al., 2019).
Es clave una nutrición adecuada al nivel de maduración de los animales en periodo de transición de la alimentación materna a sólida, con un aporte de todos los nutrientes necesarios, alta digestibilidad, máxima calidad, ausencia de factores antinutricionales y bajos niveles antigénicos.
En este aspecto la nutrición lipídica también tiene su papel ya que la utilización de ratios elevados de ácidos grasos poliinsaturados Ω3/ Ω6 han demostrado tener un efecto antiinflamatorio natural, inmunomodulador, por aumentar la síntesis de prostaglandinas de menor actividad y citoquinas menos proinflamatorias, con el consiguiente efecto beneficioso sobre la salud intestinal, productividad y bienestar animal (Calder P. C., 2017).
Otro factor que parece tener una repercusión importante sobre el bienestar animal es el microbioma intestinal.
Recientes trabajos en humana y animales de experimentación indican una relación entre el microbioma y el comportamiento, modulando estados
de ansiedad y depresión al actuar sobre el sistema nervioso simpático y parasimpático mediante péptidos bacterianos, ácidos grasos volátiles,
citoquinas y otros compuestos.
La información a este respecto es todavía escasa en producción animal pero parece ser otra forma en la que el microbioma interactuá
con su hospedador en una relación simbiótica (Foster J.A., 2016).
Pese a todas estos avances, nuevos conocimientos y herramientas nutricionales que contribuyen a favorecer el bienestar nutricional
de nuestros animales, sin embargo hay problemas que debemos afrontar y mejorar.
Los sistemas de formulación actual, muy efectivos a la hora de optimizar costes y productividad, dejan de lado cuestiones importantes que
no forman parte de las inecuaciones de optimización y que repercuten en el bienestar de los animales.
El diseño de dietas para grandes poblaciones de animales con su variabilidad intrínseca hace que el pienso no se adapte adecuadamente a
determinadas subpoblaciones alejadas de la media por cuestiones fisiológicas, sanitarias, ambientales, patológicas, etc.
La utilización de un número limitado de piensos en los programas de alimentación también hace que existan desajustes entre las
necesidades de los animales y los nutrientes que tienen disponibles en el alimento, especialmente en los momento de transición de un pienso a otro.
Aquí es donde los nutricionistas debemos aplicar los últimos avances científicos, técnicos y el mejor criterio para mejorar las fórmulas y
atender estos nuevos desafíos.
Afortunadamente los nuevos conocimientos científicos y las nuevas tecnologías en monitorización de explotaciones y animales, el desarrollo
de sistemas más versátiles de alimentación, la gestión y análisis de todos estos datos permitirán una nutrición animal más precisa y orientada, también, al Bienestar Nutricional de nuestros animales de granja.