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El maíz se vende por encima del precio oficial, por falta del producto. La semana pasada el saco estuvo a 17,50 dólares y en esta, ya se oferta a 18 dólares. Así lo indicó a Diario EXPRESO

EL YUAN CHINO AMENAZA LAS VENTAS DEL CAMARÓN

05sep_aprobal

La devaluación de la moneda plantea desafíos. Un alto costo podría restarle mercado. El 60 % de la oferta local se va a China.

La WorldSeafood de Shanghai, una de las ferias alimenticias más importantes de China, será por estos días, una prueba de fuego para Ecuador. Hasta mañana, representantes de 15 empresas deberán demostrar a compradores chinos que su camarón continúa siendo competitivo, aunque desde esta semana deban sumar más yuanes para comprarlo.

La moneda china, que el lunes pasado llegó a su devaluación más baja frente al dólar desde hace 11 años (por cada dólar se llegaron a necesitar 7,186 yuanes) como consecuencia del recrudecimiento de la pugna comercial entre China y EE.UU., tiene al camarón ecuatoriano como una de sus principales víctimas. El costo de la exportación de un contenedor del producto que usualmente alcanza los $ 150.000, hoy, en ese mercado podría llegar a ser hasta un 15 % más caro.

Así lo señala José Antonio Camposano, presidente de la Cámara Nacional de Acuacultura (CNA), tras admitir el enorme desafío que tendrán los ecuatorianos para conservar el mercado chino que, desde el último año, se ha ido convirtiendo en factor clave para colocar sus excedentes de producción: si se suman las compras que hace Vietnam como proveedor, más del 60 % del crustáceo se está yendo al mercado chino.

El nivel de dependencia es alto y si la tendencia de devaluación sigue, sus efectos podrían empezar a sentirse mediante dos vías. “Los trayectos de viaje hacia China, para el transporte de camarón, toman hasta 60 días. Cuando el tipo de cambio varía así, de manera sustancial, un comprador chino puede encontrarse con cuantiosas pérdidas en el momento en que el camarón le llega y tiene que transformar ese producto en moneda local”. Hay otra reacción, dice, que podrá ser inmediata: negarse a comprarlo en la siguiente negociación.

Pese a su calidad y alta demanda, el camarón ecuatoriano, sostiene Camposano, es susceptible a ser fácilmente reemplazado. Argentina (con una moneda devaluada) o India (con kilómetros de cercanía a su favor) podrían ser una amenaza, pues podrían empezar a ofrecer más productos a China.

Pero el riesgo no solo es para el camarón, también lo es para otros productos estrellas de la canasta exportable del país, como el cacao o el banano que recientemente han venido aportando para debilitar el alto déficit comercial que el país continúa teniendo con China ($ 606.3 millones, hasta julio de este año).

La devaluación, dice Fabricio Espinosa, presidente del Directorio de la Asociación de Exportadores de Banano del Ecuador (Aebe), también preocupa al sector bananero. Aunque sus ventas hacia ese destino aún es moderado (9,5 % del total en el 2018), la expectativa de este año es llegar a alcanzar ventas récords. “El año pasado exportamos 600.000 toneladas, pero este año, solo en el primer semestre, ya íbamos por las 240.000”. La depreciación, dice Espinosa, sin duda restará el poder adquisitivo del comprador, por eso el efecto para el banano no será una excepción.

La preocupación gira en torno al tiempo en que podrá durar esta tendencia, un pronóstico que en boca de algunos expertos económicos, no suena alentador. José Xavier Orellana, exviceministro de Comercio Exterior, cree la controversia que existe entre Estados Unidos y el gigante asiático, va más allá del tema comercial. “China quiere recuperar una posición que históricamente ha tenido. Este país por milenios fue la economía más importante del mundo”. Y hoy, resume, por su poder en la oferta tecnológica e influencia geográfica, apunta a retomar ese predominio. Mientras eso no se resuelva, dice, es probable que China siga usando la devaluación como herramienta.

La situación preocupa a los camaroneros, que internamente se desafían a ser más eficientes. No descartan pedir al Gobierno dar celeridad a una política arancelaria para poder bajar sus costos. “No descartamos tampoco recurrir a los Certificados de Abono Tributario (CAT), justamente creados para atender mercados en problemas”.