El impacto de la medida, según los cálculos de la organización Commited to the Environment Delft, que ha hecho un informe a petición de la coalición TAPP, se traduciría en un encarecimiento sobre todo de la carne de vacuno, seguida de la de porcino y por último la de ave.
Para 2030, la tasa implicaría un aumento del precio por kilo de ternera de unos USD 5,25, mientras que para el porcino subiría USD 3,97 y en el caso del pollo USD 1,90.
El estudio matiza que las cifras deberían ser ajustadas en el caso de que en los próximos años se produjeran avances por parte del sector que permitieran reducir la huella climática.
Según la TAPP, aplicar este impuesto generaría 32 200 millones de euros de ingresos anuales en la UE, que se deberían destinar a las explotaciones que apuesten por prácticas sostenibles y a dar apoyo financiero a los hogares con menos recursos.
La coalición asegura que unos precios de la carne justos podrían llevar a una reducción de las emisiones de CO2 en Europa de unas 120 millones de toneladas anuales y confía en que la nueva Comisión Europea tenga en cuenta sus argumentos al desarrollar el ‘Pacto Verde’ europeo, por el que la UE pretende alcanzar la neutralidad en carbono en 2050.