Quintana López también resaltó que en el núcleo del huevo se encuentran todas las vitaminas, excepto la C, y todos los minerales. “Su lípido activo es muy adecuado para mejorar la memoria, sobre todo en niños y ancianos”.
¿Qué hay de la yema del huevo?
La yema contiene selenio, que sirve como antioxidante natural; ácido siálico, antiinflamatorio; y carotenos, que aminoran el riesgo de desarrollar cataratas oculares en personas mayores.
“En su núcleo tiene luteína, selenio, colina, lecitina y ácido fólico; aun así, muchas personas lo desperdician, cuando es, sin duda, un alimento nutracéutico”, agregó el académico.
La colina ––nutriente que se encuentra en las yemas––, contribuye en el embarazo al desarrollo adecuado del cerebro y sistema nervioso del bebé; y el ácido fólico previene la espina bífida y fortalece el sistema nervioso central, añadió el académico de la FMVyZ.
En las personas en plenitud, previene la sarcopenia ––pérdida degenerativa de masa muscular y fuerza al envejecer–– y evita la desnutrición senil.
La versatilidad del huevo
Sus carotenoides ––pigmentos liposolubles–– actúan como antioxidantes naturales, y eso no sólo nutre la piel y el cabello, sino que ayuda a disminuir las arrugas; la lecitina colabora en la desintoxicación del pelo, y la zeaxantina protege y mejora la vista.
En el mundo actual, el cascarón tampoco se desperdicia, pues pulverizado como talco ya es utilizado, en algunos países como Cuba, para la elaboración de dulces y alimentos, concluyó Quintana López.