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Mantener la salud y productividad de los animales sin el uso de antibióticos requiere tener en cuenta todos los componentes de algo tan complejo y difícil de definir como la salud intestinal.
De entre las diferentes funciones es destacable su implicación en la inmunidad, pues la mucosa intestinal contiene la mayor extensión de tejido linfoide (GALT por sus siglas en inglés), pero también es la primera barrera física contra los patógenos, toxinas y otros agentes agresores que entran vía oral.
Es necesario, pues, minimizar los riesgos externos garantizando por ejemplo la higiene del pienso y agua que consumen las aves, y reducir los factores que suponen un reto para su intestino, como la propia composición del alimento o situaciones de estrés como podría ser un exceso de temperatura durante largos periodos.
Además, es esencial mantener el intestino en las mejores condiciones posibles para que éste pueda ejercer correctamente sus otras funciones de digestión de alimentos, así como síntesis de vitaminas y absorción de nutrientes, esenciales para mantener la productividad de los animales.
En cuanto a la microbiota, mantener su biodiversidad y estabilidad a lo largo de la vida del animal es fundamental, pues se ha relacionado con una menor presencia de patologías intestinales y mejor rendimiento productivo.
La inflamación, como concepto general, es una respuesta fisiológica cuando existe daño debido a causas físicas (heridas, cuerpos extraños, radiación, calor…) o biológicas (virus, bacterias, hongos…).
Su objetivo es eliminar la causa, prevenir la expansión del daño y restaurar la funcionalidad del tejido dañado, pero a veces la respuesta inflamatoria es excesiva afectando negativamente la respuesta del animal frente al reto y/o dando lugar a descensos del rendimiento y productividad.
En el caso de la inflamación intestinal, ésta aparece como consecuencia de una perturbación de la homeostasis o equilibrio de los factores anteriormente citados (dieta, mucosa intestinal y microbiota) dando lugar además a:
• Aumento de la permeabilidad intestinal
• Disbiosis de la microbiota
• Activación de la respuesta inmune de la mucosa que puede afectar al eje intestino – cerebro
Un tracto gastrointestinal sano está en un estado constante de inflamación “controlado” como consecuencia de la proximidad de una elevada población de bacterias, antígenos dietéticos y toxinas. En este contexto, el antígeno entra en contacto con su receptor y activa la producción de citoquinas proinflamatorias que tendrán acción a nivel local y sistémico.
Estrés general y estrés por calor: Para maximizar la pérdida de calor durante una situación de estrés térmico, se disminuye el flujo sanguíneo a través de la pared intestinal. Esto conduce a menos oxígeno y nutrientes para los enterocitos.
Ingredientes y presentación del pienso: como el tipo de grasa, concentración y fuentes de proteína, micotoxinas, factores antinutricionales, etc.
Cambios en la composición de la alimentación: la introducción de una nueva dieta por cambios de fase productiva a menudo se acompaña de una disminución en el consumo de alimento y de cambios morfológicos y fisiológicos de la pared del intestino.
Patógenos: algunos patógenos pueden afectar las propiedades de barrera del tracto gastrointestinal (Clostridium perfringens, Salmonella spp., E.coli, coccidias).
La inflamación intestinal da lugar a diversos efectos por estar, el intestino, implicado en muchas funciones importantes para el organismo. Así, podemos clasificar los efectos en locales y sistémicos:
Los efectos locales más importantes son:
• Edema: dificultando la absorción de nutrientes.
• Destrucción del epitelio con disminución de la altura de las vellosidades y profundidad de las criptas, reduciéndose la superficie de absorción.
• Reducción de la actividad de enzimas intestinales, como aminopeptidasa N, disacaridasa o lactasa.
• Reducción de la función de barrera intestinal por relajación de las uniones estrechas.
• Producción de citoquinas y de proteínas de fase aguda que tendrán efecto sobre otros órganos.
De los efectos anteriormente citados, es significativo el impacto de la inflamación en el rendimiento de los animales y de la productividad general de la granja por el efecto negativo sobre la estructura del epitelio intestinal y su capacidad de absorber nutrientes.
En este caso, se puede observar un empeoramiento de los índices de conversión y menores tasas de crecimiento.
Además, los nutrientes no digeridos o absorbidos pueden quedar en el lumen intestinal y facilitar el crecimiento de ciertas bacterias no deseadas.
Por otra parte, también hay efectos sobre la salud de los animales pues se produce una disminución de la resistencia de la barrera intestinal. Algunas citoquinas disminuyen la expresión de ocludinas y desorganizan las proteínas de las uniones estrechas reduciendo la resistencia al paso de moléculas de gran tamaño y facilitando la entrada de bacterias y toxinas al torrente sanguíneo (permeabilidad paracelular).
Fuente : Avicultura Info