Asimismo, cada una de las vitaminas —de acuerdo con el Cincap— cumplen funciones específicas como colaborar con el desarrollo y funcionamiento del sistema nervioso; contribuir en la producción de glóbulos rojos; mantener la integridad de la piel; proteger la visión; colaborar en la curación de heridas y permitir la correcta formación del material genético de las células (ADN).
Se pueden encontrar ampliamente distribuidas en los alimentos. Las fuentes más comunes son las carnes en general, entre ellas la de pollo, huevos, lácteos, cereales integrales, legumbres, frutos secos y algunos vegetales de hoja verde oscura.
La carne de pollo, por su contenido de vitaminas del grupo B, junto con su aporte de otros minerales como cinc, hierro, selenio, magnesio y cobre, es un alimento importante y protector de carencias.
También potasio
Una porción mediana de carne de pollo (muslo o media pechuga grande) cubre el 14 % de la recomendación de ingesta de potasio de la Organización Mundial de la Salud para las personas adultas.
Equivale —también según el Cincap— a la cantidad de potasio que aporta una banana grande o una porción de brócoli.
El micronutriente se encuentra mayormente dentro de las células. Resulta indispensable para producir proteínas permitir la correcta contracción de los músculos; mantener un crecimiento normal del cuerpo; controlar la actividad eléctrica del corazón; transmitir los impulsos nerviosos y regular la presión sanguínea.
Su consumo adecuado puede reducir la presión arterial en personas con presión alta, mejorar la densidad mineral ósea y mitigar las consecuencias negativas del consumo de grandes cantidades de sodio.
Por lo contrario, la baja ingesta de potasio está asociada con varias de las llamadas Enfermedades Crónicas no Transmisibles (ECNT), como la hipertensión; las enfermedades cardiovasculares (principalmente el accidente cerebrovascular, ACV); la formación de cálculos en los riñones y el debilitamiento de los huesos (osteopenia).
La carne de pollo también tiene un bajo contenido de sodio, ya que una porción cubre, en promedio, apenas 5 % de la recomendación máxima de ingesta de la OMS, siendo así un alimento apto para todas las personas, incluidas aquellas con enfermedades cardiovasculares.