Las sardinas son un pescado azul de primavera y verano y que constituye un producto comodín, por eso, puede prepararse de diversas formas; en escabeche, empanado y frito o cocido al horno, aunque popularmente han trascendido más las sardinas a la parrilla. Pueden ser ahumadas o saladas, y se enlatan en aceite que suele ser de oliva, o con tomate. También pueden conservarse varios años en una marinada de vinagre y enlatadas, pues se trata de un pescado que mejora con el tiempo. En España, Cantabria, Galicia y Euskadi son los grandes escenarios sardineros. Los expertos en nutrición aconsejan su consumo para combatir el exceso de colesterol.
Son ricas en proteínas de alto valor biológico, es decir, de muy buena calidad, puesto que se absorben en gran cantidad y además son una de las mejores fuentes de ácidos grasos poliinsaturados omega 3, lo que contribuye a la disminución de los triglicéridos y del colesterol. Por su contenido en grasas y proteínas resultan un alimento muy saciante, a pesar de su bajo aporte energético, y otro de sus nutrientes mayoritarios es el fósforo, de hecho, resultan ser una de las mayores fuentes de este mineral.