No todos los quesos son iguales, por lo que las propiedades del queso no serán las mismas para cada tipo de queso. Sin embargo, existen características que prevalecen.
Sin importar el tipo de queso, todos contienen una gran proporción de calcio y fósforo que ayudan a mantener nuestros huesos fuertes.
Así mismo, el queso ayuda a cuidar nuestros dientes; pues reduce la acidez de la boca lo que disminuye el riesgo de caries.
Aporta proteínas de alta calidad, equivalentes a las de la carne.
Contiene vitaminas A y D, que ayudan a mejorar la vista y fortalecer el sistema inmunológico.
También contiene grandes cantidades de vitamina B12, que suele encontrarse con más frecuencia en la carne, y que ayuda al buen funcionamiento del sistema nervioso, manteniendo nuestras neuronas sanas.
Tiene casi todas las mismas propiedades que aporta la leche, pero a diferencia de esta, no contiene grandes cantidades de lactosa; por lo que puede resultar más conveniente que la leche para las personas con intolerancia -siempre que se consuma con moderación-
Eso sí, cabe recordar que el queso contiene una gran cantidad de grasa, por lo que debemos tener cuidado de consumirlo en la proporción adecuada; especialmente si existe una enfermedad cardiovascular presente.
Así mismo, es importante tener en cuenta que las propiedades del queso variarán según el tipo de queso que consumamos; por ejemplo, los quesos más duros suelen tener mayor aporte de calcio que los blandos. Mientras que los quesos curados brindarán más proteínas que los quesos frescos.
El queso es versátil, delicioso y está lleno de nutrientes. Así que no olvides incluirlo en tu dieta.